Es curioso. Hoy llegaba a casa decidida a dar por finalizado un documento que había empezado a redactar hoy en la oficina y que pese a que tenía el compromiso de tenerlo dentro de una semana, les han entrado los nervios y les he dicho que lo tendrían mañana. Pero, al arrancar el ordenador he cometido el error de abrir primero el correo. Y allí estaba él. Un mensaje que empezaba: Te acuerdas... Y he comenzado a navegar por mis recuerdos mecida por las palabras. De repente me he visto en otro tiempo, en otra casa, en otra compañía. Y he recordado... Y he revivido y resentido.
Pasaba por el pasillo e hice un alto en la puerta del despacho. Una mesa de trabajo, un ordenador, un chico emocionado esperando que la pantalla le devolviera la magia de sus programas. Una música de fondo, esa música que sonaba una y otra vez y que acabaría por convertirse en la banda sonara de una vida. La botella de vermut y la expectación. Todo aquello inundaba su mundo de antaño. Y yo miraba y esperaba. A veces pasaba de largo sonriendo. Otras, me colaba allí mismo y esperaba para ver qué nuevo mundo pintaban los pixels. Un día apareció un hombrecillo en la pantalla y no solo eso, sino que podia viajar a través de sus pliegues y redescubrirlo en cada rincón. Fractales. Algo tan desconocido para mi y tan fascinante que saliera de sus manos... Sé que la emoción del que lo crea es grande, pero la del ignorante que ve surgir formas llenas de color que se retuercen y esconden los secretos de la creación en los rincones más inéditos, no lo es menos. Por eso y más, un halo de magia envolvía esos días la casa. Tras horas de trabajo, noches ante el ordenador y el vermut que se hizo también con el protagonismo del descubrimiento, se perfeccionaba el método. Las paletas de colores envolvían las imágenes para convertirlas en preciosos tesoros y todos los días había alguna maravilla que explorar. Jugando a ser Dios, un capítulo de su vida que yo viví emocionada.
Esto formaba parte de la banda sonara y esta en particular por una razón. Verte coger la guitarra, escuchar los primeros acordes y oirte cantarla, era un placer para mis oídos. Uno de tantos que tuve ocasión de disfrutar. Qué impresionante actuación la de este vídeo, verdad?
Jethro Tull - Thick As A Brick (Madison Square Garden - 1978)