Se acaba por fin este mesecito y con él decimos una vez más adiós a otro año. En esta ocasión sin segundos extras para disfrutar. No voy a mirar atrás porque ya lo hago muchas veces a lo largo del año y precisamente lo que quiero es adentrarme en el último año de la primera década del 2000 con la ilusión de lo nuevo. A todos los que sois y estais, a algunos de los que son y han estado os deseo una montaña rusa de suaves pendientes para disfrutar del viaje, sin grandes sobresaltos ni velocidades extremas. Un camino pausado en el que poder mirar a los ojos de los amigos y sentirse dichosos, sosegado para permitir que nuestros sentidos se regodeen y se entretengan con lo placentero de nuestras vidas, sereno para disponer de tiempo para valorar en su justa medida lo que nos rodea, relajado para permitirnos decidir sin equivocarnos. Un suave camino que nos aporte sonrisas y deseos de amar.
Para mi, voy a pedir una cosa nada más. Por favor, el tuerto que me mira ya de forma obsesiva, que me deje un tiempito de relax, que me tiene ya muy vista y anda que no hay indecentes y gente de mala fe que le puedan aportar más entretenimiento que yo. Que me tiene agotada y no quisiera yo llegar al extremo de sacar las armas de Elektra, que este no debe saber que fui entrenada por una organización de asesinos y que me estoy conteniendo por aquello del qué dirán, pero que no, que tú no te vienes conmigo este año y que aquí te quedas olvidado.
Y yo desaparezco como este mes al arrullo de un tema tranquilito para ir serenando el espíritu.
Ser muy felices y cuidaros. Muchos besos.
The Church - Under The Milky Way (1988)