Entre acordes y punteos de guitarra, al vaivén de una preciada armónica esperaba una y otra vez escuchar tu voz de nuevo al otro lado de la línea, como si la música pudiera despertarme del terrible sueño que avanzaba gigante en el tiempo carcomiendo toda tu realidad y nublando la mía. Como un tornado que todo lo revuelve y lo arrastra para mezclarlo en un sinsentido, tu mente se fue desmembrando hasta impedir que articularas palabra, hasta conseguir que fueras ajena a tu cuerpo y el mundo. Mirar a tu alrededor con mirada nueva, una que no reconoce lo aprendido, que con cada nuevo día olvida un poco más hasta hacer irreconocible lo cotidiano. Perder la capacidad de jugar con las letras para juntar un te quiero. Descubrir en tus ojos la desesperación y en los nuestros la impotencia. Sentirte día a día más lejana, atrapada en un mundo enloquecido de objetos que levitan sin saber como nombrarlos, de nombres que bailotean como bufones en tu cabeza sin ponerles un rostro, de amores que vuelan sin saber donde posarse porque todo gira alocadamente en ti y te debilita. Te resigna en un nuevo intento por articular algo conexo hasta hacerte bajar la cabeza apesadumbrada, te postra sobre tu propia frustración y te abandonas al caos mental que poco a poco te gana la batalla y se retuerce sobre tus músculos para asfixiarte, para impedirte cualquier movimiento. Una mirada que nos interroga y para la que no teníamos respuestas ni alivio.
Cada día una llamada. Cada día ese sonar de guitarra y armónica, de dulce cantar que acabó por convertirse en la triste melodía de una trágica huída de la realidad, de una triste despedida de este mundo donde yo, no dejaré nunca de recordarte.
(Hace unos años, este tema era la melodía que sonaba en mi móvil cada vez que recibía una llamada. Hace unos años perdí a una mujer muy importante en mi vida que se vio atrapada por una enfermedad que avanzó a pasos agigantados y nos dejó huérfanos de cariño a sus hijos, a sus nietos y a mi. Vivía allí donde la lluvia es compañera inseparable del paseante. Cuando se marchó, tuve que cambiar el tono de mi móvil y no consigo escuchar este tema sin que se haya convertido en algo suyo y mio)
Cada día una llamada. Cada día ese sonar de guitarra y armónica, de dulce cantar que acabó por convertirse en la triste melodía de una trágica huída de la realidad, de una triste despedida de este mundo donde yo, no dejaré nunca de recordarte.
(Hace unos años, este tema era la melodía que sonaba en mi móvil cada vez que recibía una llamada. Hace unos años perdí a una mujer muy importante en mi vida que se vio atrapada por una enfermedad que avanzó a pasos agigantados y nos dejó huérfanos de cariño a sus hijos, a sus nietos y a mi. Vivía allí donde la lluvia es compañera inseparable del paseante. Cuando se marchó, tuve que cambiar el tono de mi móvil y no consigo escuchar este tema sin que se haya convertido en algo suyo y mio)
Ismaël Lô - Tajabone (1990)
10 comentarios:
Que sensibilidad, buuff, el vello de punta, la combinación de esta canción con tú historia, tú historia y la de ella, por supuesto... Tristes recuerdos supongo y bella canción para acompañarlos.
vaya. se queda uno blandito después de leerte, y eso que no conozco de nada a esa mujer de tu vida. imagino lo emocionante que debe ser para ti escuchar la canción.
Y se hace la magia cuando se encuentra un detalle sonoro u olfativo o visual que hace que todo desaparezca y sólo quede la compañía y la sensación de ella...verdad?y esa magia pellizca,pero no duele,pellizca con el gusto de seguir sintiendo...verdad?
El achuchón de hoy es enterito para ti.
Si, Javier, no son recuerdos muy agradables pero siempre me gusta pensar que fue una liberación para ella y procuro recordar muchos otros momentos que viví a su lado.
Cuando las canciones se enredan con los recuerdos de la forma en la que lo hizo esta, no puedes evitar que desde el primer acorde todo te vuelva a la mente, raúl.
Pero al final es como dice india, para mi es una forma de acercarme a ella, de imaginarla libre y convertida en mil pedazitos para acompañarnos a todos.
Gracias, india. Un besazo muy grande.
Esta historia me trae muchos recuerdos. Aunque mejor dicho, esos recuerdos no son tales, forman parte de mi vida y no quiero olvidarlos nunca.
Un abrazo amiga.
No creo que se puedan olvidar, orti, pero sería preferible no tener que vivirlos.
Un fuerte beso.
Muchas veces resulta inevitable asociar hasta el día del juicio final cierta música con ciertas personas, y parece que cuando llega el adiós definitivo, aquella música marcha con ella. C'est la vie. Besotes, dama profunda, y feliz 2010.
Es parte de la magia de la música. Se puede revivir una vida a base de las canciones que quedan unidas a los recuerdos para siempre. Y tanto vale para los buenos como para los no tan buenos.
Feliz 2010 para tí, comandante. :)
Besos.
Niña, en mis mejillas hay ahora mismo esas mismas gotas que aparecen en la imágenes de este precioso tema. Porque en tus palabras he visto a mi madre, arrancada de esta vida por la misma enfermedad que se llevó a la mujer que nos cuentas y que intuyo pudo ser la tuya. Si es así, ya tenemos otra cosa en común que nos acerca un poquito más.
Me encanta como lo has descrito, porque es así como lo viví.
Ahora las dos están descansando y un pedacito de ellas queda en nosotras.
Un abrazo muy grande amiga.
Disfruta, disfruta lo que puedas antes de que la vida intente hacer lo mismo con nosotras.
Hace más de un año que me despedí de ella..
http://klimtbalan.wordpress.com/2008/10/13/dolores-canteras-millan/
Ainss cariño, cuanto lo siento, Klimtbalan. No quería que esto significara una pena para nadie. No era mi madre. En contra de lo que se suele pensar de ellas, era mi suegra. La que me acogió como una hija más y con la que compartí una década de confidencias, de amor sin medida que repartía entre todos, de enseñanzas, de buen hacer y bien estar. Fue una mujer increíble que dejó una huella imborrable en mi.
Tu post rezuma amor y gratitud por los cuatro costados. Un sentido homenaje que no podía salir más que de alguien como tú que mira el mundo con el corazón.
Muchos besos y abrazos. No desperdicies ni un solo segundo de tu vida.
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